En una reunión llevada a cabo en el Gran Salón del Pueblo de Beijing, el presidente chino, Xi Jinping, expresó su disposición a forjar una asociación estratégica integral con Uruguay, considerándola como un nuevo punto de partida para enriquecer la cooperación bilateral. Este encuentro marcó la firma del Plan de Cooperación Bilateral sobre el Fomento de la Construcción Conjunta de la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI entre China y Uruguay.
Uruguay y China, una cooperación integral y un salto hacia el futuro
Cabe mencionar que las declaraciones conjuntas emitidas por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay revelan que la asociación estratégica integral abarca veinticuatro acuerdos en diversas áreas, desde comercio e inversiones hasta documentos de cooperación en agricultura, pesca, salud, cultura, justicia, innovación científica y tecnológica, así como inspección de calidad y cuarentena aduaneras.
Además, uno de los aspectos destacados es el punto quince, que resalta el compromiso conjunto de China y Uruguay con el «desarrollo sostenible y la protección». En este sentido, ambos países se comprometen a cooperar en áreas críticas como el manejo de químicos y desechos, el tratamiento de plásticos, la lucha contra el cambio climático, la restauración y gestión biológica de bosques, praderas, humedales y reservas naturales, así como los desafíos relacionados con la economía azul y la pesca sostenible.
Pero a pesar de de los compromisos en pesca sostenible, surge la preocupación sobre la flota china, que históricamente ha operado sin restricciones en el Atlántico Sur. Y la colaboración en la construcción de un puerto de aguas profundas plantea interrogantes sobre cómo se garantizará la sostenibilidad pesquera, especialmente considerando el historial de prácticas no declaradas y no reglamentadas.
Implicaciones y desafíos futuros
Es importante resaltar que el Plan de Cooperación Bilateral abarca áreas clave, desde energía hasta infraestructura ferroviaria, reflejando la ambición de ambas naciones de fortalecer los encadenamientos productivos y aumentar el comercio, aprovechando la posición estratégica de Uruguay como nodo logístico en el Atlántico Sur.
Al respecto, el investigador Otto Wöhler señala la contradicción potencial entre la instalación de puertos de aguas profundas y los esfuerzos globales para eliminar la pesca no reglamentada. A pesar de la retórica sobre la sostenibilidad, el grado de compromiso entre Uruguay y China plantea desafíos considerables en la implementación efectiva de proyectos alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Finalmente, hay que decir que la declaración conjunta y los acuerdos entre Uruguay y China refuerzan la asociación estratégica integral, pero el éxito de esta empresa dependerá de cómo enfrenten desafíos ambientales, especialmente en el ámbito pesquero, y de su capacidad para traducir los compromisos en acciones concretas.
