América Latina y el Caribe se enfrentan a desafíos significativos en el aprovechamiento de su potencial en el comercio internacional, a pesar de algunos progresos en la apertura comercial. Factores como la infraestructura deficiente, los engorrosos trámites aduaneros y las barreras arancelarias han frenado el desarrollo de la región. El indicador clave de apertura comercial, la suma de exportaciones e importaciones en relación al PIB, se sitúa en un modesto 47%, aproximadamente 20 puntos porcentuales por debajo de otros mercados emergentes en el mundo.
Comercio intrarregional estancado en América Latina
Cabe mencionar que el comercio entre los países de la región ha permanecido estancado, representando menos del 20% del comercio total de América Latina. En comparación, esta cifra es menos de la mitad del comercio intrarregional en Europa oriental y Asia central, y solo un tercio de la región de Asia oriental.
Asimismo, la baja participación de América Latina en las cadenas de valor globales se atribuye en gran medida a la dependencia de la exportación de materias primas en lugar de bienes intermedios o finales, con la notable excepción de la economía mexicana debido a sus fuertes vínculos con Estados Unidos.
En este sentido, vale la pena decir que un estudio reciente destaca que América Latina podría obtener considerables beneficios económicos mejorando su infraestructura comercial, incluyendo transporte y aduanas. Políticas como la simplificación de trámites aduaneros, la promoción de asociaciones público-privadas en logística y la reducción de trabas burocráticas son ejemplos clave.
La investigación sugiere que la reducción a la mitad de la brecha de infraestructura entre la región y las economías avanzadas podría aumentar las exportaciones en un 30%, generando un aumento potencial del PIB de hasta el 7%.
Desafíos y oportunidades futuras
En un contexto donde se espera que la transición energética transforme los patrones del comercio mundial, los países latinoamericanos con importantes reservas de minerales críticos podrían beneficiarse enormemente. Chile, Perú, Brasil, México y Argentina, con adecuados marcos de políticas, podrían atraer inversiones considerables gracias a la creciente demanda de minerales esenciales para tecnologías verdes y la descarbonización.
Igualmente, la deslocalización cercana, conocida como nearshoring, ofrece otra oportunidad para que los países de la región impulsen sus intercambios comerciales. México, por ejemplo, ha experimentado un aumento en la inversión en el sector manufacturero gracias a esta tendencia.
Finalmente, el informe destacó que, cerrar las brechas de infraestructura, reducir las barreras comerciales y adoptar políticas que hagan atractiva a América Latina para la inversión deberían ser pilares fundamentales de la estrategia comercial de la región en el futuro. Y que, además, superar estos desafíos y capitalizar las oportunidades emergentes podría impulsar el crecimiento económico y consolidar la posición de América Latina en el escenario internacional del comercio.