El panorama logístico mundial se ha enfrentado a importantes desafíos durante el 2024, derivados de la persistencia de fenómenos que han impactado las cadenas de suministro globales. Uno de los factores clave ha sido la situación en el mar Rojo, donde los ataques que comenzaron en noviembre de 2023 siguen afectando el transporte marítimo. Este conflicto, prolongado hasta el tercer trimestre de 2024 según el CEO de Maersk, Vincent Clerc, ha desencadenado una serie de problemas que continúan afectando las rutas comerciales entre Asia y Europa.
Cabe mencionar que el impacto de estos eventos se ha sentido especialmente en las rutas del Lejano Oriente, que dependen del canal de Suez, y en la capacidad de las navieras para gestionar el creciente volumen de mercancía en un contexto de congestión y escasez de equipos.
2024: un panorama incierto para el transporte marítimo
Uno de los mayores problemas que enfrentan las navieras es la falta de capacidad para absorber la creciente demanda de transporte marítimo. A pesar de los esfuerzos para aumentar el número de portacontenedores, la capacidad adicional sigue siendo limitada. Esto ha afectado particularmente a las exportaciones asiáticas, que juegan un rol crucial en el comercio global, sobre todo desde China, uno de los principales exportadores del mundo.
La congestión en los centros de transbordo del sudeste asiático ha empeorado la situación, impactando no solo las rutas entre Asia y Europa, sino también aquellas dentro del propio continente asiático. Esta escasez de equipos y contenedores, junto con el dilema de priorizar el transporte de contenedores vacíos o llenos, ha elevado los costos de envío y añadido ineficiencias a las cadenas de suministro.
Además, los puertos en Asia, como Singapur, Shanghái y otros en Oceanía, están sufriendo retrasos considerables debido a la desviación de rutas. Y la llegada de la temporada de tifones en el este y sur de China solo empeorará este escenario, con mayores riesgos de congestión y más interrupciones.
El efecto dominó en Europa
Europa no ha sido inmune a este efecto dominó. Las rutas comerciales entre Asia y Europa se han visto profundamente afectadas, y los puertos europeos han experimentado una mayor presión debido a la congestión en las rutas alternativas. Esta situación ha alterado los horarios de atraque en muchos puertos, generando complicaciones tanto para los transportistas como para las empresas que dependen de una logística fluida para sus operaciones.
Para mitigar estos efectos, Maersk ha implementado inversiones clave y ajustes operativos que buscan minimizar las interrupciones. Esto incluye la adquisición de más contenedores y la recomendación de usar una combinación de transporte marítimo y aéreo para los suministros esenciales o estratégicos. No obstante, las previsiones indican que las interrupciones continuarán afectando la capacidad de las navieras y la logística europea en lo que resta de 2024.
El desafío principal sigue siendo cómo las empresas y transportistas gestionarán las disrupciones en curso mientras se adaptan a un panorama logístico incierto. Las estrategias a largo plazo deberán incluir soluciones creativas y adaptaciones rápidas para evitar mayores impactos económicos en el comercio global.