La Eurocámara y el Consejo de la Unión Europea han alcanzado un acuerdo provisional sobre una propuesta de ley que busca mejorar la sostenibilidad de envases y embalajes, con el objetivo de reducir los desechos y fomentar el reciclaje. Este acuerdo, que aún debe ser ratificado, implica medidas que van desde la prohibición de ciertos productos plásticos hasta la incentivación de prácticas más ecológicas en la industria.
Sostenibilidad de envases: urgencia ante el creciente problema de desechos
Cabe mencionar que la Comisión Europea destaca la urgencia de abordar el problema de los desechos de embalajes, ya que cada ciudadano europeo generó aproximadamente 190 kilos de desechos en 2021, superando los 80 millones de toneladas en total. Se advierte que esta cifra podría aumentar a 209 kilos en 2030 si no se implementan medidas efectivas.
La propuesta considera el «ciclo de vida completo» del embalaje y busca garantizar la seguridad y sostenibilidad de los envases utilizados en la UE. Entre las medidas propuestas se encuentra la obligación de que todos los envases sean reciclables para 2030, la minimización de sustancias nocivas y la reducción de envases «innecesarios».
Además, se insta a los establecimientos de comida rápida a permitir a los clientes traer sus propios envases sin costo adicional y a ofrecer el 10% de sus productos en formatos de empaquetado reutilizables para 2030.
Asimismo, el acuerdo contempla la prohibición, a partir del 1 de enero de 2030, de ciertos envases plásticos de un solo uso, como los utilizados para frutas y vegetales frescos, así como para alimentos y bebidas consumidos en cafés o restaurantes. También se prohíben las porciones individuales de condimentos, salsas, edulcorantes y los botes miniatura de champú presentes en hoteles. Incluso se prohíbe envolver el equipaje en celofán en aeropuertos a partir de 2030.
Medidas específicas y excepciones
Además de las prohibiciones, se espera que los productores e importadores reduzcan al mínimo los paquetes, con un espacio vacío máximo del 50%. Se establecen objetivos globales de reducción de envases para 2030, 2035 y 2040. Sin embargo, el acuerdo también contiene excepciones, como para los envases alimentarios de madera, porcelana o cera.
El acuerdo también aborda la mejora del reciclaje, con metas específicas como la recogida por separado del 90% de los envases de hasta 3 litros de bebidas de plástico y metal de un solo uso a partir de 2029. Además, se acuerda la prohibición, hasta 2026, de los compuestos químicos PFAS en envoltorios y embalajes en contacto con alimentos.
Finalmente, hay que decir que a pesar de la intensa presión de grupos de interés de la industria del embalaje y la comida rápida, el acuerdo se celebra como un avance significativo. Aunque la normativa contiene excepciones y derogaciones, los negociadores parlamentarios destacan que representa un equilibrio necesario entre las ambiciones ambientales y la realidad industrial.