Donald Trump y la logística de México es un tema que, ahora que el mandatario regresará a la Casa Blanca, ha traído consigo una mezcla de incertidumbre. Y es que, su conocida postura proteccionista, con el lema “America First”, vuelve a estar sobre la mesa, y esto significa posibles cambios drásticos en la relación comercial entre México y Estados Unidos. En su primer discurso como presidente, Trump dejó claro su objetivo: imponer tarifas de entre un 10% y 20% a productos importados y hasta un 200% a bienes provenientes de China.
Para México, por ejemplo, cuya economía depende en gran medida de su vecino del norte, esta política podría golpear con fuerza. La industria automotriz, una de las principales exportadoras hacia Estados Unidos, enfrenta el riesgo de encarecer sus productos. Las tarifas arancelarias aumentarían los costos de exportación, lo que podría beneficiar a otros competidores internacionales, como Canadá o Europa. Esto pone a los fabricantes mexicanos en una posición incómoda: o absorben los costos adicionales, reduciendo sus márgenes, o trasladan parte de la producción fuera del país.
A esto hay que adicionarle la latente posibilidad de renegociaciones en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Aunque las exportaciones mexicanas a Estados Unidos crecieron un 6.5% en 2024, Trump podría presionar para incluir cambios en áreas clave, como los vehículos eléctricos o los componentes de origen asiático. Para los fabricantes mexicanos, estos ajustes significarían una revisión completa de sus cadenas de suministro, algo que no es solo costoso, sino también estratégico.
Impacto fronterizo en la logística de México por la llegada de Trump: más controles y menos fluidez
La frontera entre México y Estados Unidos, por donde circulan miles de millones de dólares en mercancías cada año, es otro punto crítico. Durante su campaña, Trump habló sobre la logística con México y prometió endurecer los controles aduaneros y reforzar la inspección de bienes. Si esto se lleva a cabo, el impacto sería inmediato: mayores tiempos de espera y un aumento en los costos logísticos.
El comercio transfronterizo es un pilar para muchas regiones mexicanas. Las zonas del norte, como Nuevo León y Baja California, dependen directamente del flujo constante de bienes hacia Estados Unidos. La logística en estas áreas podría verse gravemente afectada si los controles fronterizos se vuelven más restrictivos, poniendo en riesgo empleos y contratos a largo plazo.
Un estudio reciente muestra que el comercio entre ambos países alcanzó los 559.8 mil millones de dólares entre enero y agosto de 2024, un incremento del 5.2% respecto al año anterior. Este crecimiento podría desacelerarse bajo las políticas restrictivas de Trump. Además, las empresas enfrentan el desafío de buscar soluciones rápidas y efectivas para minimizar el impacto. Algunos expertos sugieren que México debería diversificar sus mercados de exportación, buscando fortalecer relaciones comerciales con Europa, Asia y Sudamérica.
Adaptación y resiliencia en tiempos de cambio
Vale la pena mencionar que la industria logística mexicana no es ajena a los desafíos. A pesar de las tensiones comerciales de la era Trump en su primer mandato, muchas empresas lograron adaptarse. Sin embargo, este segundo mandato plantea una complejidad mayor: no solo hay que lidiar con tarifas más altas, sino también con una posible escalada de tensiones entre Estados Unidos y China.
Un aspecto interesante de esta situación es que la guerra comercial entre estas dos potencias podría abrir oportunidades para México. Si las empresas estadounidenses deciden reducir su dependencia de insumos chinos, México podría posicionarse como un proveedor alternativo. Pero para aprovechar esta oportunidad, sería crucial reforzar su infraestructura logística y mejorar la eficiencia en su cadena de suministro.
Es pertinente decir que el fortalecimiento de alianzas comerciales también se perfila como una estrategia clave. México debe mirar más allá de sus fronteras norteamericanas, explorando acuerdos con otros mercados emergentes y potenciando su capacidad de exportación hacia Europa y Asia. En este orden de ideas, esto no solo reduciría los riesgos ante los posibles cambios que implemente Trump a la logística con México, sino que también diversificaría los riesgos ante cambios en las políticas comerciales.
La estrategia para un futuro incierto
Al respecto, es importante resaltar que el regreso de Trump marca un parteaguas en la logística mexicana. Aunque las tensiones están en aumento, también hay una oportunidad para reinventar la forma en que el país gestiona su comercio exterior. Las empresas logísticas deben centrarse en desarrollar planes de contingencia sólidos, invertir en tecnología que optimice sus operaciones y buscar formas creativas de diversificar sus ingresos.
En este contexto, eventos como Road 2 Logistics, enfocado en la cadena de suministro automotriz, son esenciales. Estas plataformas no solo ofrecen un espacio para analizar los desafíos, sino también para trazar estrategias que permitan a las empresas adaptarse a las nuevas realidades del comercio internacional.
Finalmente, México enfrenta un desafío crucial: mantenerse competitivo en un panorama global marcado por un creciente proteccionismo. No solo deberá adaptarse a las nuevas condiciones comerciales, sino también fortalecer sus relaciones estratégicas con otros mercados y diversificar sus fuentes de ingreso.
La inversión en innovación será clave para optimizar procesos, reducir costos y garantizar la competitividad en sectores clave como la industria automotriz y logística. Además, fomentar alianzas públicas y privadas permitirá crear soluciones conjuntas frente a las barreras que podrían surgir durante el segundo mandato de Trump, consolidando su posición como un socio estratégico en el comercio internacional.